Poco le importaron a Beatriz Novoa los más de mil kilómetros de distancia que separan a Santiago de Chile, la capital del país trasandino, de Plottier, la ciudad ubicada al este de la provincia de Neuquén, con tal de perseguir su sueño: jugar la Liga Nacional y crecer en el voley.
Por ello, cuando Eduardo Guillaume, el entrenador de la Selección chilena, le propuso el nombre de Plottier, ella prácticamente no dudó. “A mitad del 2018 hablamos con Eduardo y él me dijo que iba a buscar equipos porque yo me quería venir a jugar a la Argentina. Entonces, en noviembre me comentó que Plottier me quería y yo acepté. Venir a jugar acá me va a servir mucho como jugadora y para crecer”, contó la punta receptora.
La proveniente del Club Murano se embarcó en una aventura novedosa y bastante lejana de su día a día. “En Chile no vemos tanta Liga Femenina, por eso no conozco mucho. Pero me contaron que esta Liga era muy buena y con mucho juego, mejor que la de Chile, por eso me quería venir. Acá todos los clubes que juegan son buenos, a diferencia de los de allá, que hay menos”, aseguró.
Sin embargo, lo nuevo que está por venir en su vida no la detiene ni atemoriza. “Tengo las mejores expectativas. Vine acá porque quería tratar de mejorar como jugadora y ver cómo se siente salir e ir a jugar a otra parte”, sostuvo. Y aunque la prioridad será terminar sus estudios en el colegio, deslizó: “Me gustaría quedarme”. Mucho que ver con ese deseo tendrán también sus compañeras de Plottier, con quienes saltará a la cancha para enfrentar -a priori- a San Lorenzo, Vélez, Gimnasia y Esgrima La Plata, Banco Provincia y Estudiantes de la Plata en el Grupo B, que la recibieron con los brazos abiertos. “Me adapte súper bien. Se han portado muy bien conmigo y eso lo aprecio mucho. Me siento como en familia”, dijo la entusiasta Beatriz, que quiere llevarse mucho más que un simple buen recuerdo de la Liga Femenina.
Rocío García