No hay persona del vóley que, al menos, no haya escuchado su apellido alguna vez. Siempre relacionado a Jujuy. Y más allá de todo, con su incuestionable pasión y trabajo, vivió para el deporte que más amó. Buen viaje Flaco Muro.
Solidario y apasionado hasta el extremo, posiblemente jamás haya imaginado lo que originó su partida. El vóley en todo el país llora su partida porque, fundamentalmente, con sus virtudes y defectos, siempre se brindó a esta disciplina.
Carlos Muro es sinónimo del vóley de Jujuy, una provincia que en los últimos diez años creció de manera exponencial en su desarrollo, llegó hasta la Liga A1 y hoy se da el gran gusto de tener un equipo a la altura de la Liga A2 con un plantel conformado casi en su totalidad por jugadores jujeños. Posiblemente, uno de los sueños que el Flaco anheló desde el primer día con su Fundación Jujuy Vóley.
Sin dudas, tampoco se puede estar ajeno a ese carácter y forma de ser que también lo llevó a dar la nota en situaciones no muy acertadas para al deporte. Sin embargo, posiblemente, nunca fue desde la mala intención, sino llevado por esa pasión y fanatismo que le puso a cada día de su trabajo en el vóley.
Será recordado por siempre como ese incansable hombre que se propuso llevar el vóley de Jujuy (y el del NOA en general) a lo más alto, trabajó día y noche para eso y lo logró. Como así también hizo que muchos chicos tuvieran su lugar para jugar y, más allá de eso, la constante acción social más allá del deporte en sí, algo característico de la Fundación Jujuy Vóley.
Hoy queda el legado en sus hijos Mariano y Paul, quienes recibieron la triste noticia este viernes cuando, justamente, estaban enfocados a jugar para Jujuy Vóley y Tehuelches, respectivamente, el último weekend de la Liga A2. Y ellos también son el reflejo de la vida que el Flaco le dedicó al vóley.
Que en paz descanses, el vóley está de luto.
María Eugenia Candal
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