Fabián Flores, el albañil de sus propios sueños de vóley

by Solange Didiego
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“Yo nunca me canso”, respondió con sinceridad, alejado de una soberbia que no está en su ADN, tan sólo como una forma de describir su estado. Nada le importaba el tie break con Campana de la noche anterior, que había finalizado pasada la medianoche. Esa mañana, la siguiente, Julio Velasco lo miró con sorpresa y satisfacción, y apuntó la nota mental… “Tenerlo en cuenta cuando sea necesario”. Y así fue.

Se puede decir que Fabián Flores construyó una carrera, que todavía está en construcción, por supuesto. Ladrillo sobre ladrillo. En silencio, tal su perfil, pero con la explosividad de su salto y de su fuerza.  Flores fue el central que sorprendió en Jujuy, ante estadio lleno en la disputa de la Copa Personal, siendo el máximo anotador del partido ante Brasil, el equipo que pocas semanas después sería campeón olímpico.

Nacido y criado en Pilar, antes del vóley Fabián comenzó ayudando a su padre en el trabajo: “Mi viejo es albañil,  yo de chico lo ayudaba. Durante el secundario, cuando arranqué a jugar al vóley en Municipalidad de Pilar, más que nada trabajaba con él durante los veranos”. Durante su primer año de secundario Andrés Ligorria, profe de “Muni” de Pilar, y Arturo Carey, profesor de Educación Física, insistían en que se dedicara al vóley. “Antes nunca lo había practicado”, cuenta Fabián.

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“Una vez finalizado el secundario, ya en River, me dedicaba a entrenar y en los momentos libres lo seguía ayudando a mi viejo. Al poco tiempo comencé a trabajar en una metalúrgica y debido a los horarios le podía dedicar poco tiempo al entrenamiento, y me fui a jugar a Tortuguitas, que me quedaba más cerca”, recuerda el jugador de UNTREF.

Luego de un año, y ya fuera de la fábrica, regresó a River. “Nuevamente comencé a trabajar de albañil hasta que tuve la oportunidad de ir a Campana, para estudiar radiología, y entonces ya dividía mis tiempos entre el estudio, el trabajo y el club”. En Campana, donde jugó la División de Honor de la Metro, el experimentado armador Esteban Símaro le echó el ojo y brindó buenas referencias sobre su juego para que Flores llegara al creciente proyecto de UNTREF Vóley, el equipo de la Universidad Nacional de Tres de Febrero. Alejandro Grossi, actual subcampeón del mundo Sub 21 y campeón sudamericano en la misma categoría con la Selección Argentina, fue su entrenador en ese momento.

Untref

El mismo Grossi define a Flores: “Lo que más me gusta es que aprende con mucha facilidad, porque escucha. No tiene incorporado el mecanismo de autodefensa de poner peros, de justificar lo que no le sale. Intenta. Por eso aprende. Eso me sorprendió desde el primer día, más allá por supuesto de la facilidad física por su capacidad de salto. Es alguien sencillo y eso le facilita intentar ser mejor en cada entrenamiento. Lo que necesitaba era un buen nivel de competencia para destacarse, y comenzó a tenerlo”.

Con la Liga en marcha, el central celebra su oportunidad y dice: “Actualmente tengo el privilegio de poder dedicar mi tiempo al vóley pero sin perder el enfoque en mi carrera de Radiólogo”. En este 2016 hizo su presentación en la Selección y todo indica que le llegarán nuevas chances. Mientras tanto la premisa común, para cualquier jugador con aspiración de celeste y blanca, es jugar en su club y conseguir buenas estadísticas para volver al CeNARD y, desde allí, seguir edificando sueños.

Martín De Rose
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