Liga A1: Edgardo Lioca y Federico Gómez, rivales por el título unidos por un protagonismo inesperado

by Solange Didiego
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La actual final de la Liga Argentina Banco Nación entre Personal Bolívar y UPCN San Juan Vóley derriba mitos. La serie empatada 1 a 1 después de los dos duelos en el estadio República de Venezuela suma atributos que la distinguen de las anteriores, a pesar de enfrentar a los “sospechosos de siempre”.

Si bien el poder de fuego de Ciudad y de Lomas permitió apresurar definiciones hipotéticas por el título, otra vez Águilas y Cóndores juegan por el oro. El camino no fue el habitual tanto para los de Javier Weber como para los de Fabián Armoa. Dificultades, lesiones, bajas en la nómina, situaciones personales. Sólo para repasar, de un lado las bajas de Demián González, de Germán Galdón, de Frank Depestele y de Agustín Ramonda, más las pequeñas lesiones que arrastran algunos jugadores; del otro, las salidas primero del vital Nikolay Uchikov, y después de su capitán y termómetro Javier Filardi, que se sumaron a situaciones individuales que también pusieron vallas en la carrera al título.

En ese contexto resulta emocionante repasar algunas historias, antes de que el resultado final, sea cual fuera, pueda dejarlas de lado por la simple lógica resultadista. Quizás esta temporada permita poner de relieve esa frase que asegura que “el dinero no garantiza el resultado”, que además valoriza lo conseguido por ambos equipos en temporadas anteriores.

Historias… ¿La primera final para Maxi Cavanna? Sí. Muy importante e interesante. ¿La vigencia de Guille García, de Leo Patti, del tremendo Alexis González en un rol protagónico? También, por sus conmovedoras trayectorias. ¿La continuidad en el máximo nivel de dos pilares siempre fundamentales, pase lo que pase, como Martín Ramos y Sebastián Garrocq en UPCN? Por supuesto, para los libros estadísticos. Sin embargo, alumbraremos otras historias que, de tan inesperadas, llaman la atención.

Edgardo Lioca nació como jugador en Bolívar y fue el primer producto de inferiores en llegar al equipo de Liga. Mira al cielo, a la pelota, desde que cientos de chicos entrenaban en el CEF, cuando el Domeño no existía, cuando Bolívar era un hervidero de vóley. Desde los 15 arrancó en inferiores y merodeó entre todas las estrellas desde la temporada 2006-2007. William, Wallace, Meana, Filardi, Spajic, García, Arroyo, todos. Hasta que fue tercer armador de De Cecco y Riganti allá por el título sudamericano de 2010. Ojos grandes desde esos 18 años, disfrutando el momento y esperando una chance.

La increíble sucesión de lesiones de González, Galdón y el belga Depestele lo instalaron como la opción de Weber en el armado, primero para llevar al equipo a la gran final y, ahora, para la lucha por el título entre los dos más ganadores de la historia del vóley argentino.

Linaje bolivarense, hincha fanático él y toda su familia, espectador del camino glorioso del club desde sus inicios, el armador de 27 años sin dudas está viviendo su sueño despierto, con personalidad y sin complejos: “Trato de tomármelo con tranquilidad. Los compañeros que tengo me hacen las cosas más fáciles. Estoy feliz, no me lo esperaba. Al principio de la temporada no iba a estar acá, quizás iba a jugar una A2. Hoy me estoy tomando la final de la Liga con la responsabilidad que se merece”, dice el jugador que pasó también por Pilar Vóley y Puerto San Martín, y regresó al club para la temporada 2015-2016.

Lioca empezó a entrenar más tarde con el plantel. Y luego sumó tiempo en cancha. “Al momento de jugar tratás de olvidarte, de no mirar a las tribunas. En la previa se siente fuerte, y después de los partidos más. Mucho cariño de mucha gente que se vuelve loca en Bolívar, que deja todo por el equipo. Yo estuve del lado del hincha desde el principio. Hice cola todo un día para entrar a la cancha. Me subí a todos los micros que pude, con amigos y con mi hermano”, recuerda hoy.

Del otro lado de la red, Federico Gómez, formoseño de pura cepa, puede levantar su brazo orgulloso con algún rasgo similar al de Lioca. Llegó a ser el cuarto punta de los Cóndores, detrás de Filardi, Nicolás Lazo y del croata Danijel Galic, o en su momento del propio Bartman cuando no era requerido como opuesto. Con la salida de Filardi y la lesión de Lazo las fichas se reacomodaron en el tablero 2018; su estabilidad en recepción y su personalidad y eficiencia lo llevaron a un papel protagónico. “Estoy disfrutando de esta final desde el primer momento. Yo vine acá de cuarto punta y nunca me imaginé estar jugando esta definición, de titular, en uno de los equipos más grandes de Argentina”, reconoce Gómez.

El vóley desde los 16 años, allá en el Club 1° de Julio de Villa General Güemes, a 280 kilómetros de Formosa capital, su formación en La Unión de Formosa y su último paso por Alianza Jesús María de Córdoba que lo puso en la mira de UPCN, pasean por su cabeza en estos días de máxima exigencia: “Me pasan recuerdos, el apoyo de mi familia, los torneos que jugué durante tantos años. Ahora que jugamos con tanto público, con la TV, ante el eterno rival, cuando entro a la cancha se me pone la piel de gallina. Estoy disfrutando un montón de este momento, y como me tocó además la oportunidad de reemplazar a uno de los mejores jugadores del país como es Javier (Filardi) y me estoy sintiendo bien, cada punto que juego lo disfruto al máximo».

Dos historias cruzadas, separadas por una red, unidas por un rectángulo y por el sueño de gritar campeón con la boca llena de un orgullo inesperado, pero con la certeza de haberlo hecho todo sea cual fuere el resultado.

Martín De Rose
@DonDerrouse

 

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