Lo que dejó la VNL, el nuevo torneo FIVB: El debate abierto de una competencia desgastante

by Eugenia Candal
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La Liga de las Naciones, o Volleyball Nations League en inglés, se define en Nanjing (China) en la rama femenina y en Lille (Francia) en la rama masculina. ¿Quién será el primer campeón en la historia de este torneo? Italia fue en 1990 el primer campeón de la Liga Mundial, mientras que Cuba lo fue en 1993 del Grand Prix, ambos torneos reemplazados ahora por la VNL.

En la rama masculina, Rusia, Polonia y Estados Unidos en un grupo; el local y actual campeón (en el formato Liga Mundial) Francia, Brasil y Serbia en el otro jugarán por el título.

Entre las mujeres, están Estados Unidos, Turquía y el campeón olímpico Serbia en un lado, y Brasil, Holanda y el subcampeón olímpico y anfitrión China en el opuesto.

Más allá de los avances notorios en cuanto a difusión para redes sociales, homogeneidad en la presentación de los estadios, en la TV global y en los criterios de organización, ¿podrá sustentarse este formato de competencia tan conveniente para los países centrales y tan exigente para los de  este lado del mundo? ¿Será económicamente viable bajo esta lógica de las federaciones nacionales pagando sus pasajes? ¿Podrán las selecciones contar con un plantel que soporte sin lesiones una competencia tan extensa en juego y en logística, ante la imposibilidad económica de hacer cambios en las listas?

Cinco semanas de competencia alrededor del mundo ante los mejores equipos del planeta resulta una fórmula tentadora pero desgastante, sobre todo para equipos con menos recursos. Las Panteras lograron sólo un triunfo y los hombres, sobre el último fin de semana, consiguieron dos para completar los cuatro de la campaña, algunos de ellos significativos como contra Italia y Brasil, plata y oro olímpicos en Río 2016.

Las Panteras viajaron 4 semanas cruzando el planeta antes de llegar a Santa Fe, en una temporada de recambio (forzado en algunos casos) con paso por Rusia (22 horas de viaje), Turquía, China (20 horas de viaje) y Polonia (18 horas) hasta otras 18 horas para llegar a Buenos Aires, antes de partir a Santa Fe. De un lado de la balanza, caras nuevas que prometen futuro en la Selección, del otro un fuerte desgaste físico y mental en base a los esquivos resultados (sólo un triunfo ante Corea, en el weekend final en casa). Sin lesiones como aspecto positivo, pero con el condimento de partidos muy cortos ante una mayoría de potencias mundiales.

Los hombres jugaron con 12 horas de diferencia en China, luego recalaron en San Juan, de allí a Francia, luego a Alemania para terminar en Australia el pasado sábado/domingo con otras 12 horas de diferencia, incluyendo la particularidad de jugar, según nuestro horario, dos veces el mismo sábado, ante Australia y Brasil con sendos triunfos. Dos casos testigo: Franco Massimino debió viajar con una dolencia muscular a Europa después de San Juan, por la imposibilidad de realizar un cambio en la lista. Ya en Europa, Facundo Conte debió volver por una molestia en su hombro, en una situación similar antes del último fin de semana en Australia.

Sebastián Carotti, preparador físico de la Selección, dio detalles de lo que tuvieron que hacer en medio de tanto viaje y partidos para el trajín que significó esta VNL: “Dosificamos los entrenamientos e hicimos muchas sesiones de stretching en escalas, salas de embarque y veredas. Además, realizamos un trabajo de pesas para no perder fuerza y por suerte terminamos jugando muy bien. La rotación fue beneficiosa”.

Claro que la cuestión de los cambios de jugadores se reduce, en cierto punto, a un tema económico, es decir, pasajes y costo logístico. Italia es ejemplo: tras jugar en San Juan otorgó descanso a pesos pesados como Ivan Zaytsev, Osmany Juantorena y Massimo Colaci, al igual que a Michele Baranowicz, Enrico Diamantini y Oleg Antonov. Con seis nuevos nombres viajó a Osaka, Japón (probablemente con escala en Europa que facilitó la movida), y en la semana siguiente, todavía en Asia ya que le tocaba Seúl, Corea, realizó una nueva inversión y lo mandó a casa a Simone Giannelli, reemplazado por Baranowicz.

La principal línea de resistencia frente a algunas características del formato de la VNL es la de los entrenadores y entrenadoras, forzados y forzadas a armar listas con cantidad de jugadores y jugadoras que haya estado en los Juegos Olímpicos de Río, por ejemplo. Y esto sí ya es común, ya no depende del grosor de las billeteras o las facilidades que tienen los europeos en términos de distancias.

Se entiende la lógica de estos reclamos. Argentina, por caso, debió jugar el inicio de la competencia con ausencias en las listas para otorgar descansos a sus figuras. Sin nombres en particular, la lógica indica que a mayor nivel de jugadores y jugadoras en sus clubes, más extenso el calendario de competencia, más exigente, más cercano al inicio del calendario de selecciones, más necesidad de descanso, más dificultad de cortar listas para viajar al exterior, más difícil para armar equipo, etc.

Fueron los entrenadores, con pedidos en privado, quienes pensaron en agrandar las listas de jugadores y bajar la exigencia de los 6 olímpicos. Muchos de esos entrenadores entienden que los propios dirigentes tienen más dificultades políticas para plantear estos reclamos. Y ellos y ellas pueden ser la red de contención necesaria entre la lógica del negocio y cuidar a los protagonistas para que ese negocio logre ser viable.

Podremos discutir además que la VNL debutó el mismo año del Campeonato Mundial, con la mayoría de las potencias con la mira puesta en la gran competencia. Otros dirán que resulta aún mejor ya que el vóley es uno de esos deportes que tiene a los Juegos Olímpicos como la máxima aspiración. Pero los Juegos Olímpicos están reservados sólo para 12, es decir que si el vóley pretende ampliar su base de sustentación, como varias veces lo intentó, debe cuidar una competencia como el Campeonato Mundial.

El primer año de la VNL dejó mucho para debatir. Si bien es cierto que puede resultar desgastante por el tema viajes y un calendario apretado, también lo es que por ejemplo la Argentina le dio rodaje a jugadores que terminaron respondiendo en buen nivel y se convirtieron en una alternativa más, como el caso de Agustín Loser, Tomás López, Victoria Michel Tosi y Anahí Tosi, entre otros. Mucha tela para cortar de cara a un 2019 en el que sólo quedarán los hombres, con participación firmada por siete años al no estar entre los «países desafiantes», franja en la que sí estuvieron Las Panteras que, por haber quedado en el último escalón, sufrieron la relegación a manos de Bulgaria, el ganador del evento Challenger femenino. Para ellas, empezará el camino del retorno mientras el torneo sigue (o deberá seguir) aceitando sus engranajes.

 

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