Roberto Woelflin es el entrenador de la Selección Argentina Femenina Sub 16 que logró en Paraguay, el último fin de semana, el Campeonato Sudamericano de la categoría. El “Lolo” es entrenador y captador, observador, viajante, receptor de consejos y propuestas de una importante red de entrenadores que generosamente, en todo el país, nutre al vóley argentino de potenciales talentos.
En el programa radial Morgan lo Hizo (martes de 18:30 a 20:00hs en radioypunto.com) Woelflin entregó algunas de las consignas que llevaron al resultado en el torneo continental. “Estamos muy contentos por lo que sucedió. Este resultado es producto de una decisión de apoyo muy importante que tomó la Federación del Voleibol Argentino desde hace unos años. Fue una apuesta por entrenar todo el año al grupo que habíamos captado el año pasado”, inició “Lolo” la entrevista.
Con punto de referencia siempre en Las Panteras (que el mismo fin de semana clasificaron al Campeonato Mundial de Japón), la idea es para intentar aportar desde las bases y que el vóley femenino no quede con un grupo sólo para el presente.
Para Woelflin el resultado (sin desconocer la ausencia de Brasil en el torneo) tiene una explicación deportiva e institucional: “La diferencia la hizo el compromiso para captar, trabajar y perfeccionar al grupo por parte de la dirigencia. Es una fuerte apuesta al vóley femenino. El año pasado clasificamos para todos los Campeonatos Mundiales de este año, y haber participado ya es un paso importantísimo para el movimiento”, asegura.
Claro, la Selección Pre Menor (así se conoce a Las Panteritas Sub 16), fueron creando una identidad en pleno proceso de captación y desarrollo: “La decisión de la FeVA de concentrar y entrenar 10 días todos los meses este año, con todo lo que eso implica, hizo que lleguemos al Sudamericano muy bien preparados. Nos costó el debut porque no tuvimos competencia previa, y de hecho perdimos en el primer partido, pero el equipo estaba bien preparado y cuando comenzó a fluir ganó el campeonato”, subraya el DT.
La particularidad, que aplica sobre uno de los puntos fundamentales para las perspectivas y proyección de la rama femenina en Argentina, fue el trabajo con jugadoras de buena talla física. Woelflin reconoce que durante el proceso Argentina pudo “trabajar mucho con jugadoras altas, no sólo con las buenas jugadoras de las Copas Argentinas. Se probaron jugadoras que ni siquiera estuvieron en sus selecciones provinciales. Sabemos que a nivel internacional serán necesarias chicas técnica y físicamente aptas, que compensen la menor capacidad de salto respecto, por ejemplo, de la rama masculina”.
Durante la preparación el trabajo era de doble vía, cuenta el entrenador: “Observamos en diferentes partes del país, de la mano de las federaciones provinciales hicimos las convocatorias, a veces de un día, a veces de dos días, para poder ver jugadoras de la edad, buenas técnicamente y otras con cierta capacidad física, para esta camada Pre Menor y para la próxima. Conformamos un primer grupo, que anduvo por todo el país, y cuando ese grupo visitaba un lugar avisábamos y realizábamos otra observación. También hay una red de entrenadores que sabe de las necesidades del vóley femenino de nuestro país. Entonces intentamos cubrir todas las posibilidades”.
La conclusión es que “la realidad en el vóley femenino marca que hay cantidad de jugadoras, hay mucha competencia hasta categorías juveniles”, pero también, en palabras del entrenador, que “necesitamos que las jugadoras altas jueguen más y tener una Liga que siga creciendo”.
Para el final Woelflin no pasó por alto agradecer a los dirigentes, a su cuerpo técnico (su asistente Eduardo Rodríguez, el manager Víctor Ríos, las kinesiólogas Priscila Tourn, Rocío Flamini y Guillermo Cáceres, responsable de categorías de base y Jefe de Delegación en Asunción). Y por supuesto a las familias de las jugadoras, a sus propias familias que acompañan el movimiento, a los entrenadores de todo el país, a las ciudades que albergaron a las chicas en sus concentraciones.
Porque claro, todo buen resultado tiene una explicación, y quizás buena parte de esa explicación sea la vuelta por el país que el vóley decidió dar para captar y desarrollar, ciudades como General Acha, Marcos Juárez, Devoto, San Guillermo, Rufino, Arroyo Seco, Rosario y la ciudad de Buenos Aires.
Martín De Rose