Cuando picó la última pelota se dejó caer lentamente al piso del inmenso Polideportivo de Gimnasia colmado de Triperos. Y ahí se quedó. Largo rato y desparramando lágrimas mientras sus compañeras festejaban en círculo. Posiblemente en ese instante estaba viviendo el momento que soñó siempre: ser campeona de Liga, con la camiseta de Gimnasia y en su casa.
Todos saben el fanatismo de Tatiana Vera por el equipo tripero. Es que más allá de sus manifestaciones públicas, durante las finales no podía disimular y cantaba al ritmo de la hinchada mientras jugaba.
Es por eso que esta consagración es especial pero también inolvidable porque tan sólo un año atrás, la armadora se perdía la Liga 2016 y también el torneo Metropolitano por una lesión grave en su muñeca.
Pero no bajó los brazos y vivió cada momento de esta Liga como si jugara por primera vez. Desde que volvió a ponerse la 10 del Lobo hasta que dio la vuelta olímpica este jueves. Y por eso también se fundió en un abrazo interminable con Sofía Bulgarella, amiga y quien también estuvo alejada de las canchas largo tiempo por lesión y hoy festeja su revancha siendo una de las figuras del equipo campeón.
Se podría decir que esta Liga Femenina 2017 fue para Vera mejor de lo que lo podría haber soñado. Ella tenía apenas 10 años cuando vio campeón a Gimnasia por última vez de una Liga Nacional en esa época de oro del Lobo ya que ganó tres Ligas en cuatro años.
Gimnasia tuvo que esperar 14 años para volver a gritar campeón y Tatiana Vera tiene hoy el orgullo de decir que fue la armadora del equipo que volvió a quedarse con toda la gloria. Y encima, invicta. Y en su cancha y son su gente. Ella no se lo olvida más.
María Eugenia Candal
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