Sebastián Solé, hoy jugador importantísimo del Verona, enfrenta en la octava jornada de la Superlega italina a su ex equipo, el Itas Trentino en Alto Adige. Luego de casi un año, el central argentino vuelve a visitar el Pala Trento, su casa durante cuatro temporadas.
La carrera del central argentino inició en el Centro Municipal de Rosario hasta que en 2010 llegó el llamado de Bolivar, equipo con el que logró varias coronas, entre ellas el Campeonato Sudamericano de Clubes. Luego de 3 años inició su carrera en el exterior, justamente en Trentino. En el 2017 volvió a Sudamérica para disputar una temporada en Tabauté de Brasil bajo las órdenes de Daniel Castellani y ahora está de regreso en la Serie A italiana.
Su trayectoria con la celeste y blanca inició de muy chico: en el 2009 obtuvo el bronce en el Campeonato Mundial Sub 21 y debutó en la Selección mayor obteniendo otro bronce en los Juegos Panamericanos 2011. Participó de los Juegos Olímpicos de Londres 2012 y tres años más tarde consiguió la medalla de oro en los Juegos Panamericanos en Toronto. También alcanzó las medallas en Copa Panamericana 2017 (oro) y Campeonato Sudamericano (bronce).
Su vuelta a Italia se produjo en septiembre de este año para disputar el Mundial de Voley Italia-Bulgaria 2018, donde el conjunto albiceleste quedó eliminado en segunda fase. Sebastián fue central indiscutido en todos los partidos.
– Desde adentro y ahora que pasaron varias semanas, ¿cuáles son tus reflexiones sobre el Mundial?
– La verdad es que no nos fuimos muy contentos porque esperábamos dar un poquito más y ganar algún partido más. Hubo muchos equipos muy buenos, esa fue la realidad. Nosotros igualmente no fuimos como favoritos. Lo que pasó es que no nos encontramos con nosotros, no estuvimos cómodos a la hora de jugar como quizás lo veníamos haciendo cuando entrenábamos. Es una lástima porque era para mí cerrar un ciclo y creo que fue el peor Campeonato Mundial desde que estoy en la Selección. Estoy la verdad un poco triste por cómo terminó. Igualmente son cosas que pasan y hay que pensar en seguir mejorando.
Para la temporada 2018-2019 decidió dejar Brasil y volver a Italia con su familia. Después de recibir distintas propuestas de clubes del norte italiano, fue la Calzedonia Verona la Sociedad que superó las expectativas del central rosarino. Llegó para sustituir al esloveno Allen Pajenk y para hacer dupla con el experimentado Emanuele Birrarelli, con quien fue campeón en Trento.
– Ahora estás en Verona, ¿cuáles son tus objetivos con el equipo?
– Mis objetivos son jugar, dejar todo para ganar y ayudar a Verona porque no es un equipo favorito ni nada menos. El nivel del campeonato italiano aumentó muchísimo en este último tiempo y tenemos muchos equipos por delante que son más fuertes que nosotros. Mis objetivos personales son jugar bien, divertirme, poder ganar y sobre todo ayudar a Verona que confió en mí y me contrató, así que voy a dar todo para eso.
La experiencia italiana de Seba Solé inició en 2013 en Trento y ya en ese mismo año ganó la Supercopa. Le siguieron otras 3 temporadas en el club trentino donde conquistó la Liga en el 2015 y hasta llegó a la final de la Champions League de Europa, torneo en el que además integró el equipo ideal.
– Estuviste mucho tiempo jugando en Trento, luego te fuiste a Brasil a jugar al Tabauté y esta temporada volviste a Italia. ¿Por qué tomaste esta decisión?
– Tenía muchas ganas de volver. Mi mujer y yo decidimos que queríamos vivir acá con nuestra hijita, nos gustó muchísimo porque Italia es un país muy estable donde se vive bien y seguro. No tengo miedo de salir a jugar a la plaza, quiero lo mejor para mi hija y para mi esposa. Uno de los objetivos era ese y obviamente estar acá, entre los mejores y demostrar que quiero jugar y estar en el nivel más alto.
– ¿Qué cosas extrañas de Argentina?
– Mi familia y mis amigos. Igualmente estoy acostumbrado, ya hace mucho tiempo que estoy afuera de casa. Mi familia para mi es lo máximo, me encantaría estar todos los días con ellos y también con mis amigos en Argentina. Pero es así, los trato de ver cuando puedo, cuando me vienen a visitar. Obviamente un asadito no estaría nada mal; extraño también el dulce de leche, pero mi esposa lo hace en casa a veces y otras veces lo consigo en los negocios. Pero la verdad es que el asado de mi viejo y el asado de mis amigos es dificilísimo de conseguir.