Carolina Costagrande y su experiencia y recuperación luego del Covid-19

by Eugenia Candal
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Carolina Costagrande dio positiva en COVID-19. Ya lo transitó, en su caso con fuertes síntomas. Ex atleta, joven, pero con un llamado de atención fuerte.  Tenía pasaje para viajar a Italia el 7 de septiembre, después de un año sin volver al país que la tuvo como máxima figura durante algunas temporadas, nacionalizada a inicios del nuevo siglo y brillando a nivel europeo y mundial.

En su relato todo comenzó con sensaciones físicas raras, congestión y picazón de garganta. Y reconoce que su máximo acierto fue aislarse de inmediato. “Por suerte no tuve contacto estrecho, todo empezó y terminó en mi”, cuenta hoy.

Transitó todos los síntomas de los que se conocen. Perdió el apetito, por eso se debilitó mucho, sintió fuertes dolores de cintura, brazos, espalda. “Fueron dos o tres días y cambiaba de síntomas. Me daban tregua pero volvían. Mi hisopado se demoró porque agarramos fin de semana en el medio y pasó una semana hasta el positivo. Tenía cansancio exagerado, fiebre, dolor de cabeza fuertísimo que me daba náuseas, nunca lo había sentido así”, reconoce.

Costagrande, ex mundialista 2002 por Argentina y luego internacional por Italia, hoy representante de jugadoras y comentarista de la clasificación olímpica de Las Panteras, fue medicada con tratamientos habituales de gripes y fiebres, pero reconoce que se asustó. “Perdí la lucidez de explicar lo que me pasaba. El miedo no te ayuda, escuchás muchas cosas y la sobreinformación te preocupa”, subraya. “No hay que confiarse porque la baja de defensas es peligrosa”.

Dice que se trata de una situación mental compleja por la incertidumbre, por la espera del test. Claro, hay gente que lo transcurre asintomático, pero no era su caso. Cuando no pudo más sola, comenzó también su vivencia de la actualidad.

“Tuve que llamar a una ambulancia y fue un momento tenso. Decidieron llevarme. Tuve tranquilidad en el hospital porque iban a asistirme. No necesité oxígeno, pero me mareaba, creo que el miedo no me ayudaba. Hoy siento que todo fue una fuerte alarma, que no podía seguir sola. Los tiempos son fundamentales, porque los síntomas me arrinconaron para pedir ayuda”.

Estuvo tres días en el hospital, con corticoides que la estabilizaron rápidamente para recuperar apetito y fuerzas.

El mensaje parece claro: “Ya está todo bien. Ya generé los anticuerpos. Creo que la saqué barata, pero es una situación completamente de emergencia y allí te das cuenta de que el personal de salud no está en las mejores condiciones de trabajo y realiza una tarea monumental con mucho riesgo ante un virus que no distingue edades.  Médicos, médicas, enfermeros y enfermeras, personal de limpieza, están en pleno aprendizaje y por eso es tan difícil criticar la tarea. Vivirlo de adentro es impresionante. Los necesitamos mucho y tenemos que colaborar cuidándonos y evitar saturar un sistema ya complicado”, cuenta casi a modo de pedido.

Intenta no bajar línea, sino tan sólo expresar un mensaje: “Ya que esto me pasó, ojalá se pueda entender la dimensión de los pequeños comportamientos, la importancia de no relajarse cuando uno está saturado del encierro. Tenemos que mantener la conducta a pesar de querer volver a la vida, para lograr estar sin miedo pero cuidándonos”.

Martín De Rose

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